En su origen, un entorno natural que hay que preservar

En los años setenta, a 15 km al Sur de la ciudad de Narbona, junto a los estanques de Bages-Sigean, en la embocadura del río la Berre y alrededor de una zona de antiguas salinas convertidas en un vasto estanque llamado Œil de Ca, existían zonas de garriga separadas las unas de las otras por algunas viñas que representaban un conjuto natural no urbanizado, rico en lo que se refiere a la fauna y a la flora y que se intentaba preservar.

Y es en esta óptica que la misión interministerial de la región Lenguadoc-Rosellón llamada misión RACINE, que lleva el apellido de su presidente, encargada de la ordenación del litoral, otorgó su autorización para la realización de un parque de animales único de por su tamaño, original en cuanto a sus protocolos de cría extensiva, bien integrado en el medio natural y capaz de contribuir a su protección desarrollando al mismo tiempo una actividad de conservación de especies animales esencialmente africanas.

Creada por iniciativa de Paul de La Panouse y Daniel de Monfreid, la Réserve Africaine de Sigean abrió sus puertas al público el 8 de abril de 1974.

A lo largo de los años, la Réserve Africaine de Sigean no ha dejado de crecer, y sus rebaños incluyen ahora cada vez más especies cubiertas por programas europeos de cría (EEP). Algunas de las especies protegidas tienen un área de distribución que se extiende más allá del continente africano, como en el caso de las aves migratorias. Otras especies, aunque no africanas, como los Osos del Tibet, nos han sido confiadas por razones de conservación.

La única limitación para el éxito de la cría es la elección de especies capaces de adaptarse al clima del Languedoc, caracterizado por un gran soleamiento e inviernos generalmente suaves.

En la actualidad, la Réserve Africaine de Sigean alberga casi 900 mamíferos, 600 reptiles y 2.000 aves. Obviamente, estas cifras son sólo una estimación. Un inventario permanente de las especies que viven en total libertad es imposible.

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La Reserva se abre al público

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Publicación de la primera guía del Parque

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1er nacimiento de un Rinoceronte blanco

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Inauguración del Gran aviar

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50 años del Parque

UN MEDIO NATURAL PROTEGIDO CARACTERIZADO POR

UNA GRAN RIQUEZA FAUNÍSTICA

La voluntad de conservar y proteger el entorno natural figuraba en los planes elaborados por Daniel de Monfreid cuando se autorizó la apertura del Parque en 1974. Una vasta zona periférica que llegaba hasta los estanques de Bages-Sigean debía garantizar la protección biológica de las especies.
Por lo que sabemos, este innovador planteamiento de conservación de la fauna salvaje y de un entorno “natural” a través de un parque de fauna salvaje es único.

Las aves son las principales beneficiarias de esta protección. Gracias a su situación geográfica cerca de la costa mediterránea, la Reserva Africana se encuentra en la ruta que siguen muchas aves migratorias que vuelan a lo largo de la costa para evitar los Pirineos, dirigirse a España o África en invierno y regresar en verano.

Estas aves migratorias no dudan en hacer escala en los estanques bien protegidos de la Reserva: Cormoranes, Porrones europeos y moñudos, Patos colorados…, pero también “grandes zancudos” : Garcetas comunes, Garzas reales, Grullas comunes, Flamencos comunes, Cigüeñas negras, Cigüeñas blancas, etc. Estas últimas aterrizan por decenas en época de migración, y algunas de ellas se han vuelto sedentarias y ahora anidan en el lugar.

Muchas otras especies de la fauna local también frecuentan el Parque o son sedentarias en él: aves marinas como Gaviotas y Charranes, y aves de las orillas de estanques y ríos que vienen aquí a anidar, como Azulones, los Tarros, las Fochas, las Gallinetas comunes, las Cigüeñuelas comunes, los Martinetes comunes, los Martín pescadores, los Abejarucos comunes, por citar sólo algunas.